
El proceso de repintado de vehículos, como hemos dicho en muchas ocasiones en El Blog del Pintor, es todo un arte. Desde la preparación de las piezas hasta la aplicación del barniz y el secado, existen numerosos pasos y detalles que atender para que el pintor de coches consiga un acabado excelente.
Una de las herramientas fundamentales en este proceso es la pistola aerográfica, de la que ya hemos hablado en el blog. Sin embargo, existe otro elemento que interviene de forma esencial para lograr un resultado final óptimo: la cabina de pintura.
La cabina de pintura, al ser un recinto cerrado y estanco, permite realizar las distintas aplicaciones libres de impurezas, pues en ella se produce el ambiente idóneo para un repintado de calidad. Asimismo, desde el punto de vista medioambiental, retiene la mayoría de partículas de pintura y compuestos orgánicos volátiles (COV o VOC, por sus siglas en inglés). Además, en cuanto a la prevención de riesgos laborales, permite al pintor trabajar en unas condiciones controladas.
Por otro lado, las cabinas de pintado también actuales permiten también el secado de piezas (cabinas-horno), ya sean de gasoil, gas o también las más modernas de paneles endotérmicos (corriente eléctrica).
Fase de pintado
Durante la fase de pintado, en la cabina de pintura circula aire desde el techo hacia el suelo. Esta circulación forzada de aire, vertical y hacia abajo, es la encargada de arrastrar los restos de pulverización aerográfica.
De este modo, el aire que circula en el interior de la cabina se toma del exterior y se hace pasar por un filtro para eliminar las principales impurezas, después puede ser calentado mediante una caldera y un intercambiador que eleva su temperatura hasta el punto óptimo de aplicación.
En este sentido, los criterios de temperatura, humedad y velocidad de aire están determinados por los diferentes tipos de pintura, matriz de aplicación y destino de la pieza tratada y dependen, en gran medida, de las condiciones recomendadas por los fabricantes de pintura. Convencionalmente unas condiciones de temperatura de entre 22 y 26ºC y entre un 40 y un 60% de humedad relativa son adecuadas para la mayoría de las aplicaciones y productos, aunque pueden existir restricciones particulares.
Las salidas del aire del interior de la cabina se realizan por el suelo enrejado, filtrando el aire mediante los filtros que se encuentran debajo de las rejillas y que retienen los restos de la pintura en suspensión. Estos filtros sólo retienen la pintura sólida, para retener los disolventes de la pintura y los COV o VOC, las cabinas pueden contar con un sistema de filtración de vapores orgánicos (filtro de carbón activo).
Por otro lado, una cabina de pintado debe poseer un buen sistema de iluminación que proporcione la cantidad y calidad de luz necesaria para un buen desarrollo del trabajo de repintado. Esta calidad de luz garantiza una buena reproducción cromática con un espectro de luz lo más semejante a los patrones de luz diurna.
Fase de secado
Una vez aplicado un producto, imprimación, aparejo, pintura o barniz, se puede secar a temperatura ambiente, unos 20ºC aproximadamente, o acelerar el proceso de secado elevando la temperatura a unos 60-80ºC en una cabina de secado aparte o en la misma cabina en la que se ha aplicado la pintura.
Las cabinas modernas permiten estas dos fases de funcionamiento (cabinas-horno). Así, durante el secado el caudal y la velocidad pueden ser menores, y se eleva la temperatura entre 60 a 80ºC. En esta fase, el aire aspirado del exterior, antes de ser impulsado, es recirculado a través del intercambiador de calor en una proporción aproximada del 65% para un mayor aprovechamiento energético.
En este sentido, existen también en el mercado nuevas soluciones como el RCT (Rapid Cycle Time) de PPG, que permiten una reducción drástica de los tiempos de espera en comparación con los procesos convencionales. Así, RCT mejora la competitividad y rentabilidad del taller, gracias a una considerable reducción de tiempos de aplicación y secado. Un proceso que reduce no solo tiempos de espera y cuellos de botella, sino que favorece además la optimización de recursos y el uso de cabina.
En concreto, la filosofía de trabajo RCT de PPG optimiza el proceso de producción en su conjunto haciendo que el tiempo medio de entrega del vehículo, para una reparación de 3 paneles con un daño medio/leve, pase de 8,5 horas a menos de 5.
Paneles endotérmicos
Como explicamos, así es como funcionan las cabinas-horno convencionales de gasoil o de gas (conocidas también como inverter). Sin embargo, en los últimos años han aparecido los paneles endotérmicos como nueva propuesta para el secado.
Una de las ventajas de esta tecnología es que permite sectorizar la zona de secado, muy útil para el repintado de superficies concretas (por ejemplo, los laterales). Así, al emplearse sólo los paneles de zonas concretas, se produce un ahorro económico significativo respecto a la cabina tradicional.
Además, es posible anular el funcionamiento continuo de los motores en la evaporación y secado y que sólo funcionen a intervalos. En las cabinas convencionales los motores funcionan de manera continua, con el fin de mover el aire caliente generado en el hogar de la caldera para llegar a las piezas repintadas.
Por otra parte, el secado de la pintura se produce desde la chapa hacia el exterior, siendo más uniforme y alcanzando mejores propiedades cada uno de los productos empleados.
En zonas donde se produzcan temperaturas ambientales muy bajas, las aplicaciones pueden resultar un poco complicadas. Por ello, es recomendable calentar el aire de entrada de la cabina.
Una cabina de paneles endotérmicos se puede adaptar a una instalación antigua (con la consiguiente reducción de costes) o ser obra nueva. De una manera u otra, para su instalación es preciso incrementar la potencia eléctrica contratada (con los gastos que ello conlleva), y disponer de una manguera de corriente eléctrica de sección adecuada, además de un cuadro específico con sus correspondientes elementos de protección eléctrica.
Ventajas de las cabinas
Existe una gran variedad y tipos de cabinas de pintura en el mercado. Los fabricantes ofrecen múltiples opciones para adaptarse al espacio disponible, posibilidades de inversión y las necesidades propias de cada taller, por lo que deberemos tener en cuenta todo esto a la hora de adquirirlas.
De esta forma, una cabina puede ofrecer distintas opciones tanto en sus características (diferentes caudales de aire; montadas con basamento o sin él; grupo de aspiración e impulsor de aire de uno o dos motores; grupo generador de funcionamiento a gas-oil, gas natural o gas natural en vena de aire; con o sin equipos depuradores de carbón activo; zócalo totalmente enrejillado o mixto; distintas calidades en los materiales empleados; secado convencional por aire o mediante radiación infrarroja); como por su diseño: tipo túnel (pintado y secado en distintos espacios), paralelo (similar al anterior pero con desplazamiento lateral), o el más común, cabina-horno, como la que hemos descrito.
En resumen, y sea como sea el tipo de cabina que dispongamos en nuestro taller, su uso es el recomendable para conseguir un resultado óptimo en cada operación ya que:
· Proporcionan el ambiente idóneo para la aplicación de los productos del repintado.
· Aportan ventajas desde el punto de vista medioambiental, ya que se retienen la mayoría de partículas de pintura y COV.
· Reducen los riesgos laborales, pues permiten al pintor trabajar en unas condiciones controladas.
· Acortan el tiempo de secado.