Equipos de protección individual, y otras medidas de seguridad, para el taller de chapa y pintura en la ‘era posCOVID-19’

Garantizar la seguridad y la salud de profesionales y clientes en los talleres de chapa y pintura será aún más importante con la vuelta a la actividad tras la cuarentena.

Los talleres de reparación de carrocería han tenido siempre un especial compromiso con la seguridad y la salud tanto de trabajadores como de clientes en sus instalaciones. Ahora, con el regreso paulatino a la actividad en el horizonte, conviene repasar las medidas de seguridad que deberemos mantener en nuestro establecimiento para ejercer dicha actividad en las mejores condiciones teniendo en cuenta que durante un tiempo tendremos que ‘convivir’ con el coronavirus SARS-COV 2, el cual se ha mostrado muy contagioso y para el que, de momento, aún no hay vacuna.

De este modo, además de las medidas habituales en el taller, tendremos que adoptar otras nuevas para que la salud de nuestros profesionales, y también la de nuestros clientes, no se vea comprometida y no suponga ningún riesgo en nuestras instalaciones.

 

 

Medidas individuales de higiene y seguridad para el personal

Uno de los aspectos fundamentales será la concienciación a todo nuestro personal sobre la importancia de su protección individual. Un aspecto, sin duda, que no es nuevo para nuestro sector. Para ello, habrá que extremar las medidas de higiene básicas que se han mostrado como las más efectivas para controlar la pandemia.

Así, el taller deberá procurar elementos básicos como guantes y mascarillas a todo el personal que vaya a ejercer su labor en el taller (si algún miembro de la plantilla pudiera realizar su labor a distancia —teletrabajo—, como el departamento de administración, mejor). Para evitar riesgos conviene fomentar su uso durante todo el turno de trabajo. Y, en todo caso, recomendar una limpieza frecuente de manos con agua y jabón. Además, deberemos disponer de dispensadores de geles hidroalcohólicos para la desinfección de manos (a ser posible, compatibles con el uso de guantes).

Por otra parte, si existen vestuarios u otras zonas comunes de reunión del personal, y en función del número de personas que trabajen en el taller, si fuera necesario, deberán establecerse turnos de uso con el objetivo de mantener la distancia de seguridad recomendada de dos metros.

En todo caso, y siempre que sea posible, se mantendrá dicho distanciamiento. Y si el trabajo requiere una distancia interpersonal inferior, el uso de mascarillas quirúrgicas se puede complementar con gafas de seguridad o pantallas de protección.

 

 

Sin olvidar los EPIs de siempre…

Todo ello sin olvidar los equipos de protección individual (EPIs) propios del taller de chapa y pintura. En este sentido, cabe recordar que los profesionales del repintado no deben descuidar las medidas de protección habituales: protección auditiva (cascos o tapones) en trabajos de corte de chapa y lijado; protección visual (gafas o pantallas de protección) para prevenir que se introduzcan en los ojos partículas de polvo, metal, líquido…; y protección respiratoria (emplear mascarillas para evitar la inhalación de gases y vapores tóxicos).

De igual forma, no podemos olvidarnos de los básicos: guantes de protección química y mecánica (para evitar cortes en la sustitución de piezas o en el lijado), así como de la ropa adecuada (buzo o mono de trabajo para la zona de pintura, mejor de los desechables), y calzado de seguridad para prevenir golpes o aplastamientos.

 

 

Atención a las instalaciones

En cuanto a las instalaciones, se debe prohibir el paso a toda persona ajena al taller y asegurarnos de su limpieza e higienización diaria (maquinaria, herramientas, puestos de trabajo, zonas comunes...). El uso de desinfectantes debe ser habitual, siempre con las medidas de seguridad necesarias.

En este sentido, aquellos equipos y utillajes imprescindibles y utilizados por más de dos trabajadores serán limpiados y desinfectados por cada uno de ellos cuando termine su uso.

Asimismo, y en función del número de cabinas y pintores disponibles, puede asignarse, por ejemplo, el uso de una cabina por un único pintor con el objetivo de reducir al máximo el riesgo de posibles contagios. De igual forma, y con el mismo objetivo, en las zonas comunes, conviene clausurar temporalmente la sala de espera si disponemos de ella, además de otros elementos como fuentes de agua, cafeteras comunes…

 

 

El trato con clientes y proveedores

Las medidas de seguridad serán extensibles al trato con clientes y proveedores. Así, en general, deberá reducirse al mínimo el contacto con ellos, atendiendo siempre a la regla de distanciamiento social. Además, se informará, en un lugar visible, de las instrucciones de seguridad que se deban respetar, así como de la necesidad de guardar la distancia mínima.

Conviene poner a su disposición geles desinfectantes para su uso antes de su entrada al taller. Incluso, en el caso de no poder garantizarse la distancia mínima de seguridad, podemos proporcionar una mascarilla en caso de que acudan sin la suya.

La cita previa será indispensable para evitar aglomeraciones. La recepción de los vehículos se realizará manteniendo también la distancia mínima de seguridad.

Así, una buena práctica, por ejemplo, consistirá en solicitar al cliente que deje las llaves puestas y, una vez en nuestro poder, desinfectar el coche antes de proceder a su reparación. En este sentido, puede valorarse la utilización de máquinas de ozono, aunque el Ministerio de Sanidad, consultado por distintas asociaciones sectoriales sobre la idoneidad de este tratamiento, ha respondido que “si bien la sustancia [ozono] ha sido notificada y defendida», y entiende que tiene actividad en este sentido, «no existe todavía información bajo la legislación de biocidas. Los responsables de su puesta en el mercado, lo hacen bajo su responsabilidad”. En cualquier caso, dicho proceso deberá repetirse antes de la entrega del vehículo, una vez reparado.

No obstante, el propio Ministerio de Sanidad comparte una lista oficial de virucidas reconocidos entre los que se encuentran el ácido láctico, el peróxido de hidrógeno o el etanol, entre otros. Consúltala aquí.

En este línea, deberá evitarse también el formato físico (papel) en las órdenes de reparación (y después también en la factura), que se enviarán preferentemente por correo electrónico u otro medio digital para evitar el contacto entre empleados y clientes.

En cuanto a la reparación del vehículo, se protegerán los elementos con mayor riesgo de contagio (salpicadero, volante, palanca de cambios, interruptores de ventanillas…). Y una vez reparado, y avisado el cliente, éste lo encontrará con las llaves puestas.

Respecto a las formas de pago, es más que recomendable el pago con tarjeta, incluso, optar por la transferencia bancaria para evitar igualmente el contacto interpersonal.

Por último, si fuera necesaria la prueba del vehículo, ésta se realizará con un máximo 2 personas: una por fila de asientos y guardando la mayor distancia posible.

El regreso a la actividad de los talleres está más cerca. Una vuelta en la que la buena gestión del negocio será clave. Por eso, quizá te interese nuestro post sobre cómo mejorar la rentabilidad del taller de chapa y pintura… optimizando el consumo de materiales. Asimismo, si quieres consejos para optimizar los trabajos de repintado en su taller, te recomendamos asomarte a este otro post.

 

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