
Es mundialmente conocida la frase de Henry Ford que decía algo así como que el cliente podría tener su coche —Ford— en cualquier color que quisiera siempre que éste fuera negro.
Pero cuando hablamos de los coches autónomos, parece que está afirmación debería ser "casi" al contrario. ¿Acaso no te has fijado que la mayoría de prototipos, lanzaderas autónomas y demás experimentos al respecto son de color blanco?
La respuesta tiene que ver con el hecho de que los colores más reflectantes, como el blanco, faciliten la labor de los sistemas LIDAR que equipan los vehículos autónomos. Los dispositivos LIDAR (Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging, por sus siglas en inglés), permiten determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado.
De este modo, la distancia al objeto se determina midiendo el tiempo de retraso entre la emisión del pulso y su detección a través de la señal reflejada, y es, por lo tanto, una tecnología clave en el desarrollo de los vehículos autónomos.
Por ello, no es difícil entender el por qué a los coches autónomos no les gustan tanto los acabados oscuros, o aquellas pinturas no tan reflectantes. Algo que en la práctica suponer un problema debido a su impacto en la siniestralidad en unas carreteras plagadas de coches autónomos en el futuro.
"Lo cierto es que los colores de los vehículos en la actualidad, así como las señales y marcas de tráfico están creadas para el ojo humano", comenta David Bem, Vicepresidente de ciencia y tecnología, así como Jefe de Tecnología del fabricante de pintura PPG.
Aprender de la industria aeroespacial
El ojo humano puede ajustarse, reaccionar en función de las condiciones específicas de luz del entorno y a lo largo de diversos espectros de color, pero ¿cómo lo hacen los sensores? PPG ha estudiado durante años la industria aeroespacial para aprender cómo la tecnología de sensores reacciona a varios colores y la reflexión de las señales y concluye que, efectivamente, si el futuro de la industria pasa por la sensorización del automóvil su espectro de visibilidad entre colores claros y oscuros puede afectar a la forma en que dichos sensores detectan y reaccionan.
"Los colores oscuros tienden a absorber la luz, dificultando la visión de los sensores", comenta Bem. “Pero aquellos que la reflejan bien pueden tener el efecto opuesto, contribuyendo, en casos extremos, a cegar a los propios sensores".
Por ello, es tan importante la labor que PPG está realizando en cuanto al desarrollo y prueba de una amplia gama de colores que sean visible a los ojos de los coches autónomos del futuro, que faciliten la labor de los sistemas LIDAR en todo tipo de condiciones climatológicas y de iluminación.
El desafío de los colores metálicos
Los acabados metálicos, los plateados y con efectos, tan populares hoy en día, suponen un gran desafío para la industria. Cambian a medida que lo hace la manera en que incide la luz sobre la superficie del vehículo. Esto supone un desafío para los vehículos autónomos, que se aproximarán hacia ellos en carreteras con una alta concentración de vehículos, y, por lo tanto, para la seguridad vial.
En cualquier caso, al estar ante un segmento de la industria tan nuevo todavía no hay una regulación específica sobre los recubrimientos y colores que habrán de "vestir" los vehículos autónomos. Tampoco sobre cómo realizar los test a los distintos acabados que permitirán predecir el comportamiento de los sensores equipados por dichos vehículos.
Tecnología PPG para los vehículos autónomos del futuro
En este sentido, el fabricante de pinturas PPG ha desarrollado un recubrimiento que permite a los fabricantes de automóviles manejar mejor la reflexión de longitudes de onda de luz específicas, comenta Bem. Según él mismo, en un par de años la compañía ofrecerá al mercado revestimientos avanzados que absorberán menos luz infrarroja, pero que aún así permitirán que las carrocerías de los vehículos autónomos puedan vestir hermosos colores como hasta ahora. Asimismo, PPG también ha desarrollado una gama de recubrimientos compuestos que hacen más difícil que la suciedad, el agua, los insectos o el polvo de la carretera bloqueen las lentes de los sensores.
De este modo, y volviendo al comienzo de esta entrada, parece que, por suerte, la llegada de los vehículos autónomos no implicará una vuelta al negro en las carrocerías, sino que la industria conseguirá hacer que disfrutemos de una amplia gama de acabados aún cuando la conducción se automatice paulatinamente.